Los nervios fluyen por su piel, la ansiedad de salir a escena se vuelve inevitable. Se abre el telón y se encienden las luces. El sol se asoma por la montaña, la mochilera decide parar para poder apreciar su querida Córdoba. El paisaje desde el escenario es conmovedor, cientos de arboles se ven observándola, esperando a que diga sus primeras líneas. El sol brilla iluminando al bosque. La mochilera continúa ahí parada, suspirando un sueño que tanto anheló, en su cuello lleva un collar de piedra, sinónimo a tranquilidad. Decide decir sus primeras palabras “Se que estas allí, que vendrás por mí, mi sangre clama tu pasión, ser yo tu obsesión”.
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